Nadie sabe lo que pudo suceder
pero todo el mundo vio una luz naranja
sobre los bosques del Ural
jóvenes que luchaban
contra las fuerzas naturales
como el proletario o el soldado
luchan sin fatiga
contra el enemigo.
La nieve descendía entonces
de otra forma
-había cansancio bajo los párpados-
pero era el fuego
quien dominaba a la materia.
Veo esas frentes límpidas
cráneos de granito pulidos
en la dulzura juvenil
como Heracles en lucha
con los leones
o en su viaje a la India.
Pero algo sucedió
-algo que asombra los oídos
y que hace temblar a las piedras-
No olvidaremos sus nombres
- Dyatlov, Kolmogorova,
Zolotariev-
un antiguo cirílico
brilla todavía en la nieve
como una piedra orgullosa
y todos los días
en la oscura noche del Ural
parten hacia el cielo
las cenizas inmortales
de Yuri Gagarin.
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