Se escondía
-como un niño-
de sus enemigos,
debajo del tonel
que guardaba la
taberna
mas ya era casi
anciano
y de cabello blanco
y quebradizo
viven aquí manadas
de estos hombres,
felinos primitivos,
que tienen los oídos
tapados
con cera
como si hubieran
recibido de Ulises
la orden de no
escuchar
las sirenas de este
mundo
y permanecer día y
noche
atados a sus
amuletos antediluvianos
sus rostros
africanos pronuncian
viejas palabras
enredadas en la materia
de la que está
hecha la resina
o esos círculos de
ramas que crecen
sin cesar en los
espacios de la muerte
-es la edad blanca
del camino,
la vía secundaria
donde mueren
antiguos y vetustos
animales-
una piedra anónima
cuelga de sus
cuellos
hasta el punto en el
que caen
al suelo
muchos correrán a
protegerse
detrás de ti
como vacas asustadas
pero el pastor del tiempo
ya ha azuzado sus muslos
y pronto será la hora fatal
del sacrificio.
como vacas asustadas
pero el pastor del tiempo
ya ha azuzado sus muslos
y pronto será la hora fatal
del sacrificio.
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