sábado, 19 de abril de 2014

Manada


  Se escondía
-como un niño-
de sus enemigos,

debajo del tonel
que guardaba la taberna

mas ya era casi anciano
y de cabello blanco y quebradizo

viven aquí manadas
de estos hombres,
felinos primitivos,
que tienen los oídos tapados
con cera

como si hubieran recibido de Ulises
la orden de no escuchar
las sirenas de este mundo
y permanecer día y noche
atados a sus amuletos antediluvianos

sus rostros africanos pronuncian
viejas palabras enredadas en la materia
de la que está hecha la resina
o esos círculos de ramas que crecen
sin cesar en los espacios de la muerte

-es la edad blanca del camino,
la vía secundaria donde mueren
antiguos y vetustos animales-

una piedra anónima
cuelga de sus cuellos
hasta el punto en el que caen
al suelo

muchos correrán a protegerse
detrás de ti
como vacas asustadas

pero el pastor del tiempo
ya ha azuzado sus muslos
y pronto será la hora fatal

del sacrificio.








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