sábado, 24 de mayo de 2014

Lemniscata (IV)


[-155, 155]


La mística castellana nos enseñó que es más fecundo el éxtasis del páramo abulense que el del bosque teutónico.

[-225, 225]

Allí donde todo es claro, sospecho. Allí donde todo es oscuro, sospecho aún más. Confianza plena en la luz tibia.

[-265, 265]

Todos los lazos cortados, pero el lazo cortado testimonia una antigua comunicación.

[-419, 419]

El hijo pródigo y su hermano regresan los dos al mismo hogar, pero no regresan los dos con las mismas riquezas.

[-1123, 1123]

Residuos de la tormenta- El que escribe aforismos con el propósito de precisamente hacer eso- no porque quizá sea la forma más sencilla de transmitir sus pensamientos, sino porque, a la manera del poeta que quiere perfeccionar la forma del soneto, ensaya continuamente este género- simplemente es un farsante que además fracasará en su tarea. El aforismo que vibra lo es por resultar la síntesis de un pensamiento que fluye en los intersticios entre un fragmento y otro- ese es el aforismo como forma expresiva de un pensamiento-. El aforismo que trabaja el artista como género se reduce a la pieza aislada, al elemento atómico que representa ese aforismo en particular, y por tanto fracasa a la hora de sugerir la existencia de un fluido de pensamiento mayor del que el aforismo sería simplemente un residuo en su camino. El pensador que se expresa a través del aforismo como género no quiere otra cosa, sino esa: concebir su propio pensamiento expresado en una frase como residuo de una corriente invisible que fluye a través de él. Por eso aquellos residuos pueden vibrar en la luz, únicamente por ser los modos fenoménicos en los que se expresa un invisible.


[-529, 529]

Me confundió la diversidad y me perdí entre sus vainas.

[-1125, 1125]

Es inexplicable, pero la vejez existe y la juventud se evapora en serio.

[-1032, 1032]

Las grandes manías del pensamiento son también las que mejor definen las características inalterables del pensamiento humano.

[-1057, 1057]

Un individuo en rebelión perpetua se parece más a un enfermo que a un revolucionario. Y sin embargo, es el mejor revolucionario.

[-1127, 1127]

Son las sombras persistentes de lo que ya ha muerto lo que dificulta el surgimiento necesario de los nuevos frutos.




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