sábado, 2 de enero de 2016

El viejo topo (de 'Prometeo en el sendero')

Nunca antes como ahora fue tan útil la imagen del topo de Marx, que excava en los subterráneos de la historia preparando el nuevo mundo que un día saldrá a la superficie. Pero ahora este topo debe vivir quizá más tiempo aún aquí abajo, en las catacumbas. Casi como los cristianos primitivos, o como los supervivientes de una catástrofe nuclear, los topos de hoy en día se ven obligados a abstenerse del virus que irradia en la superficie, manchándolo todo de muerte y desesperanza. Todos los proyectos han de llevarse aquí abajo, en condiciones terribles, en sótanos lóbregos y solitarios. Este topo ya lleva de hecho una nueva vida y, como en el mejor de los relatos dialécticos, es al mismo tiempo lo que quiere dejar de ser; una parte suya está contaminada por el contacto prolongado con la superficie; la otra no se deja seducir por el caos triunfante y persevera en lo que muchos otros, ya enfermos, consideran mezquino, loco o simplemente inútil. Esa inutilidad que persevera es el fuego de la historia sin embargo, la memoria de la humanidad y la memoria de una humanidad que no quiere resignarse a convertirse en su propio cadalso. Esta noche se encenderá de nuevo la hoguera en los subterráneos; la ceniza que los poderosos creen haber desterrado para siempre de su corrupto, contaminado mundo, conspira ahí abajo sin embargo, al calor de un bidón sobre el que se ha puesto un fuego. El topo saca sus planos, toma su lápiz y reparte un poco de embutido entre los suyos. La existencia real se niega a morir, se niega a fracasar.  (seguir leyendo en: http://www.amazon.es/Prometeo-sendero--fragmentos-estética-política--ebook/dp/B019RWVB4U/ref=sr_1_2?s=digital-text&ie=UTF8&qid=1451737603&sr=1-2&keywords=david+carril




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